Puntos clave:
Durante décadas, el sistema fiscal de Brasil ha sido un notorio laberinto de complejidad. Las empresas que operan en el país se enfrentan a uno de los entornos fiscales más difíciles del mundo, con una carga de cumplimiento que supera con creces las medias mundiales. Según un estudio del Banco Mundial, las empresas brasileñas dedican una media de 1.5011 horas al año al cumplimiento de sus obligaciones fiscales.. Esto es cinco veces el promedio de toda la región de América Latina y el Caribe y casi diez veces el promedio de lo que el Banco Mundial denomina países de alto ingreso de la OCDE. Este intrincado sistema ha sido durante mucho tiempo un factor disuasorio para los inversores, ahogando el crecimiento económico y generando interminables disputas fiscales. Sin embargo, ahora se ha promulgado una reforma fiscal largamente esperada, que marca un punto de inflexión histórico en la modernización del marco fiscal de Brasil.
El 16 de enero de 2025, Brasil aprobó oficialmente la Ley Complementaria nº 214/2025, que supone una revisión integral del régimen fiscal vigente. La reforma pretende simplificar el cumplimiento de las obligaciones fiscales, aumentar la transparencia y promover la eficiencia económica. Los principales pilares de esta transformación incluyen la sustitución de múltiples impuestos por tres nuevos gravámenes:
- Impuesto a los bienes y servicios (IBS) – Este nuevo impuesto sobre el valor añadido sustituirá al ICMS (IVA estatal) y al ISS (Impuesto Municipal de Servicios). El SII se repartirá entre los Estados, los Municipios y el Distrito Federal, siguiendo el principio de destino, lo que significa que los ingresos fiscales irán al lugar donde se consumen los bienes y servicios.
- Contribución Social sobre bienes y servicios (CBS) - Un IVA a nivel federal que consolida el PIS, la COFINS y el IPI, racionalizando la tributación de bienes y servicios a nivel nacional.
- Impuesto Selectivo (IS) – Un impuesto selectivo sobre los productos considerados nocivos para la salud pública o el medio ambiente, similar a los impuestos especiales de otros países.
La reforma fiscal está diseñada para abordar varias ineficiencias de larga data del sistema tributario brasileño, siguiendo principios clave como:
Neutralidad: Reducción de las distorsiones económicas gravando todos los bienes y servicios de manera uniforme, garantizando que las empresas compitan de manera justa sin ventajas inducidas por los impuestos.
Transparencia: Los nuevos impuestos se calcularán sobre una base externa (fijación de precios "sin impuestos"), haciendo que los costes fiscales sean más claros para los consumidores y las empresas.
Impuestos no acumulativos: A diferencia del sistema actual, que a menudo da lugar a impuestos en cascada, el SII y el SCE permitirán acreditar íntegramente los pagos fiscales de etapas anteriores, garantizando que cada etapa de la cadena de suministro se grave únicamente por el valor añadido.
Fiscalidad en función del destino: En lugar de gravarse en el punto de origen, los bienes y servicios se gravarán en el lugar de consumo, alineando el sistema brasileño con las normas internacionales.
Reconociendo la complejidad de la transición a un modelo fiscal completamente nuevo, el Gobierno ha establecido un calendario de aplicación gradual que se extiende hasta 2032:
2026: Introducción del IBS y el CBS con tipos de prueba.
2027: Sustitución completa de PIS y COFINS por CBS.
2029: El Senado definirá los tipos estándar para el IBS y el CBS.
2033: Sustitución completa de ICMS e ISS por IBS, concluyendo la transición.
Durante la transición, coexistirán el antiguo y el nuevo sistema fiscal, lo que dará tiempo a las empresas y a las autoridades tributarias para adaptarse y minimizará las perturbaciones económicas.
Principales repercusiones para las empresas y los consumidores
- Simplificación del cumplimiento: Una de las mayores ventajas de la reforma es la significativa reducción de los costes de cumplimiento de las obligaciones fiscales. Al consolidar diversos impuestos federales, estatales y municipales en una estructura unificada, las empresas ya no tendrán que navegar por miles de normativas que se solapan.
- Mayor previsibilidad y atractivo para la inversión: Con una estructura fiscal más clara y estable, Brasil se convierte en un destino más atractivo para la inversión extranjera. La eliminación de impuestos en cascada y un sistema de IVA predecible alinean al país con las mejores prácticas internacionales, fomentando un entorno empresarial más competitivo.
- Ajustes e inquietudes específicas del sector: Algunos sectores que actualmente se benefician de incentivos fiscales -como el tecnológico, el agroindustrial y el manufacturero- pueden ver modificada su carga impositiva. Sin embargo, se han incorporado mecanismos como regímenes fiscales especiales y exenciones para bienes esenciales (por ejemplo, sanidad, alimentos básicos) para equilibrar el impacto.
- Introducción del mecanismo de pago fraccionado: Una innovación crucial de la reforma es la introducción del sistema de pago fraccionado, que garantiza la recaudación automática de impuestos en el punto de liquidación de las transacciones. Se espera que esta medida reduzca la evasión fiscal y mejore la eficacia de la recaudación de ingresos públicos.
Aunque la reforma es un gran paso adelante, sigue habiendo retos. La aplicación efectiva del IBS y el CBS requerirá la coordinación entre los gobiernos federal, estatales y municipales. Además, las empresas tendrán que invertir en tecnología y formación para adaptarse al nuevo marco de cumplimiento.
La gobernanza del nuevo sistema será supervisada por el Comité Nacional del SII y la Secretaría de Ingresos Federales, garantizando la transparencia y revisiones periódicas para hacer frente a cualquier distorsión o consecuencias imprevistas.
La aprobación de la Ley Complementaria nº 214/2025 es más que una reforma: representa un cambio de paradigma en la estructuración y recaudación de impuestos en Brasil. La transición puede plantear desafíos, pero también presenta oportunidades para que las empresas se modernicen, optimicen su planificación fiscal y, en última instancia, prosperen en un entorno fiscal más predecible y eficiente.
Para las empresas que operan en Brasil, ahora es el momento de prepararse. Invertir en estrategias de cumplimiento, actualizar los sistemas de gestión tributaria y buscar la orientación de expertos será clave para navegar la transición sin problemas.
En RSM, nuestro equipo está monitoreando de cerca todos los desarrollos regulatorios y está listo para ayudar a las empresas a adaptarse al nuevo panorama fiscal. Con una planificación adecuada y ajustes estratégicos, las empresas pueden convertir esta reforma en una ventaja competitiva en el cambiante mercado brasileño.
Póngase en contacto con nosotros para entender la mejor manera de cumplir con las obligaciones de esta reforma.
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